La representación
El Auto de los Reyes Magos de Cañada, según el libreto de Gaspar Fernández y Ávila, único en longevidad, se conforma como una representación itinerante, dinámica y de gran realismo, destacando en él, el valor de la tradición que el pueblo de Cañada ha sabido conservar año tras año, los días 6 y 7 de enero.
El cuidado detalle de los escenarios, la belleza de los parajes naturales donde se lleva a cabo la representación y el riguroso directo en el que se desarrolla, facilita que el espectador participe de una manera activa en nuestra fiesta. Nuestros sellos más identificativos son la constante evolución de la escenografía y la renovación anual del elenco de actores, conformado por los vecinos del pueblo. Esta representación es capaz de sorprender año tras año a los visitantes que acuden estos días a nuestra localidad. El color, la peculiaridad y la singularidad hacen del Auto Sacramental de los Reyes Magos de Cañada una representación única en su género.
Una fiesta única
Una representación capaz de sorprender año tras año a los visitantes que acuden a Cañada durante estos días.
La representación narra de una manera itinerante los pasajes bíblicos de la venida y adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús, así como la Huida a Egipto y la Degollación de los Santos Inocentes. Las diferentes escenas se agrupan entre los días 6 y 7 de enero.
2 días llenos de magia
Personajes
Historia y Evolución
Para conocer los inicios de nuestra fiesta debemos remontarnos a mediados del siglo XVIII, de raíces rurales el pueblo de Cañada estaba orientado, prácticamente en su totalidad, al sector agrario y ganadero, no obstante, existían grupos de pequeños comerciantes que viajaban periódicamente a zonas de la ribera valenciana, como Gandía, Denia y Xàtiva, en donde entraron en contacto con un famoso libreto de la época escrito por Don Gaspar Fernández y Ávila.
Con la llegada del libreto a la población se inicia la representación del Auto Sacramental de los Reyes Magos, que en sus inicios se transmitió vía oral, debido a la escasa población que sabía leer y escribir. Los primeros ensayos se llevaban a cabo al finalizar las duras jornadas en el campo, entre pequeños grupos de vecinos que, guiados por aquellos que sí sabían leer, recitaban y memorizaban los diferentes fragmentos del libreto.
En la organización de estos primeros ensayos pronto surgió una pequeña “Junta de Entusiastas”, formada por diferentes vecinos del pueblo, que poco a poco quiso que esta representación no cayera en el olvido, fomentando año tras año la representación de la misma.
En estas primeras representaciones la escenificación era muy sencilla y pobre, todos los actores iban a pie interpretando los diferentes personajes a viva voz y con vestimentas poco representativas. Poco a poco la representación fue evolucionando, incorporándose trajes y caballos prestados de las fiestas de moros y cristianos, de la vecina localidad de Biar. Tras el parón provocado por la Guerra Civil de nuestro país, la fiesta se retomó con un mayor impulso, asistiendo con el paso de los años a una mejora notable, tanto en la escenografía como en el dramatismo de la representación.
El avance de la sociedad se ha visto reflejado en el Auto Sacramental de los Reyes Magos de Cañada, aplicándose nuevas herramientas y tecnologías, hasta conformar la representación itinerante que conocemos hoy en día, caracterizada por su gran realismo y por conservar el valor de la tradición.